JUSTO A TIEMPO
Por el Dr. Acido Urico
Había que ganar.
Había que ganar.Con un gol tempranero o agónico; por goleada o ajustadamente; con tiki tiki o haciendo llorar a un ojo de vidrio…
Como sea, sin truchedades, pero había que ganar.
Porque el olor a derrota ya era como una segunda piel; por el fortalecimiento del grupo y, con onda pero hay que decirlo, porque se enfrentaba a un equipo golpeado, con más entrenamiento en la parrilla camionera que en las pelotas paradas, a tal punto que dicen que le pusieron “traumatismo leve” (porque sólo tiene un punto…)
Se ganó, pero no fue fácil. En primer lugar porque –para variar- el equipo se armó sobre la hora. Y salió más relajado que Maradona en el spa italiano. Tal es así que el ¿árbitro? pitó cuando algunos se ataban los botines y otros los lienzos… La situación es tan seria que un rumor asegura que se hará un estudio genético del equipo, para comprobar si la falla está en la cadena comosomática o, lo más probable, es que todo sea pura pereza de los más trasnochados…
Sin embargo, el equipo Fasta arrancó llevando peligro. Primero asustó Héctor, el arquero-goleador, con un zurdazo cruzado; también se lució el portero técnico con un disparo de Simón; Fabián e Ignacio tuvieron un par, pero sus remates se fueron altos.
Así, sin belleza pero mejor plantados, en el enésimo desborde de Simón p
or la izquierda envió un centro de zurda al punto penal. Cuando Ignacio se relamía fue alevosamente empujado de atrás; no obstante, alcanzó a peinar (una forma de decir…) la pelota y Héctor con un cabezazo exigido puso el 1 a 0.
Hubo otras chances para ampliar, pero la ansiedad fue el defensor más difícil de gambetear.
¿Y la Técnica 1? También acercó algo de peligro, principalmente con un tiro potente que, Hugo mediante, alcanzó a raspar el travesaño.
En el entretiempo salió Ignacio para que entrara Nicolás, por que había que reforzar la defensa. La estrategia dio resultado ya que se fortificó atrás y se siguió llevando peligro, al punto que con una bomba
de Sergio al ángulo derecho –golazo- el equipo se puso 2 a 0.
Sin grandes incidencias, el partido cambió drásticamente a la mitad del complemento, cuando el árbitro, sentado en una reposera a 70 metros de la jugada, dejó seguir un avance técnico, cuando los testigos aseguran que la pelota ya había salido por la línea final. Por esta situación, que casi termina en el descuento de la Técnica, Ricardo, indignado, reclamó al juez, quien le mostró la amarilla. Después, como siguió protestando, lo mandó a enfriarse debajo de las moreras… Cabe aclarar que el defensor en ningún momento lo insultó, pero el árbitro, algo sensible por la primavera, cortó la situación de raíz.
Con uno menos, los técnicos cascotearon el rancho tupido. Así encontraron el descuento. Con tino, Héctor volvió al arco y Hugo reforzó la defensa.
Fasta pudo liquidarlo de contra, pero siempre hubo una jugada de más o de menos.
Lo más valioso es que se ganó. Sirve para sumar y ganar confianza de cara a los tramos decisivos del torneo. Pero habrá que crecer en concentración y serenidad para volver a ser una realidad y no una simple promesa:
Tarjeta verde: El esfuerzo de todos. Hubo garra, corazón. A nadie se le puede reprochar falta de entrega. Futbolísticamente se destacaron Héctor –en su doble identidad-, Simón, Sergio (por el golazo) Nicolás (sacó todas por arriba y abajo) Hugo también estuvo firme. Insisto, todos.
Tarjeta amarilla: Por momentos, el desorden táctico y la tentación de querer hacer “la gran Patoruzú” individual. Hay que hacerle caso a la DT de la película Casablanca cuando dice: “Tócala de nuevo”. En síntesis, hay que tocar más y mejor la pelota. Dicen que un buen jugador es el que “hace lo correcto en el momento correcto”.
Otro déficit: tenemos menos banco que una plaza abandonada. El equipo se arma con lo justo y así cuesta más. Aunque, así también se disfruta el doble.
Hay que ganar. Se ganó. Señores, el gladiador de las tres flechas entrecruzadas empieza a despertar…
Como sea, sin truchedades, pero había que ganar.
Porque el olor a derrota ya era como una segunda piel; por el fortalecimiento del grupo y, con onda pero hay que decirlo, porque se enfrentaba a un equipo golpeado, con más entrenamiento en la parrilla camionera que en las pelotas paradas, a tal punto que dicen que le pusieron “traumatismo leve” (porque sólo tiene un punto…)
Se ganó, pero no fue fácil. En primer lugar porque –para variar- el equipo se armó sobre la hora. Y salió más relajado que Maradona en el spa italiano. Tal es así que el ¿árbitro? pitó cuando algunos se ataban los botines y otros los lienzos… La situación es tan seria que un rumor asegura que se hará un estudio genético del equipo, para comprobar si la falla está en la cadena comosomática o, lo más probable, es que todo sea pura pereza de los más trasnochados…
Sin embargo, el equipo Fasta arrancó llevando peligro. Primero asustó Héctor, el arquero-goleador, con un zurdazo cruzado; también se lució el portero técnico con un disparo de Simón; Fabián e Ignacio tuvieron un par, pero sus remates se fueron altos.
Así, sin belleza pero mejor plantados, en el enésimo desborde de Simón p
or la izquierda envió un centro de zurda al punto penal. Cuando Ignacio se relamía fue alevosamente empujado de atrás; no obstante, alcanzó a peinar (una forma de decir…) la pelota y Héctor con un cabezazo exigido puso el 1 a 0.Hubo otras chances para ampliar, pero la ansiedad fue el defensor más difícil de gambetear.
¿Y la Técnica 1? También acercó algo de peligro, principalmente con un tiro potente que, Hugo mediante, alcanzó a raspar el travesaño.
En el entretiempo salió Ignacio para que entrara Nicolás, por que había que reforzar la defensa. La estrategia dio resultado ya que se fortificó atrás y se siguió llevando peligro, al punto que con una bomba
de Sergio al ángulo derecho –golazo- el equipo se puso 2 a 0.Sin grandes incidencias, el partido cambió drásticamente a la mitad del complemento, cuando el árbitro, sentado en una reposera a 70 metros de la jugada, dejó seguir un avance técnico, cuando los testigos aseguran que la pelota ya había salido por la línea final. Por esta situación, que casi termina en el descuento de la Técnica, Ricardo, indignado, reclamó al juez, quien le mostró la amarilla. Después, como siguió protestando, lo mandó a enfriarse debajo de las moreras… Cabe aclarar que el defensor en ningún momento lo insultó, pero el árbitro, algo sensible por la primavera, cortó la situación de raíz.
Con uno menos, los técnicos cascotearon el rancho tupido. Así encontraron el descuento. Con tino, Héctor volvió al arco y Hugo reforzó la defensa.
Fasta pudo liquidarlo de contra, pero siempre hubo una jugada de más o de menos.
Lo más valioso es que se ganó. Sirve para sumar y ganar confianza de cara a los tramos decisivos del torneo. Pero habrá que crecer en concentración y serenidad para volver a ser una realidad y no una simple promesa:
Tarjeta verde: El esfuerzo de todos. Hubo garra, corazón. A nadie se le puede reprochar falta de entrega. Futbolísticamente se destacaron Héctor –en su doble identidad-, Simón, Sergio (por el golazo) Nicolás (sacó todas por arriba y abajo) Hugo también estuvo firme. Insisto, todos.
Tarjeta amarilla: Por momentos, el desorden táctico y la tentación de querer hacer “la gran Patoruzú” individual. Hay que hacerle caso a la DT de la película Casablanca cuando dice: “Tócala de nuevo”. En síntesis, hay que tocar más y mejor la pelota. Dicen que un buen jugador es el que “hace lo correcto en el momento correcto”.
Otro déficit: tenemos menos banco que una plaza abandonada. El equipo se arma con lo justo y así cuesta más. Aunque, así también se disfruta el doble.
Hay que ganar. Se ganó. Señores, el gladiador de las tres flechas entrecruzadas empieza a despertar…
Ficha: Fecha: 7° - Cancha: 5 (Antena) - Rival: Técnica I - Resultado: 2 a 1 (2 a 0- 1 a 0)- Camisetas:?
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