sábado, 22 de agosto de 2009

Contra Técnica 3

“VISTEME DESPACIO QUE ESTOY APURADO”
Por el Dr. Ácido Úrico

Diciembre de 1804. Extrañamente, el joven general Napoleón Bonaparte está ansioso. Su aflicción no responde a la falta de recursos estratégicos y militares para conquistar Rusia, ni a la sospecha de tener entre sus filas a un conspirador. Tampoco teme que la Josefina, su mujer, ande en cosas turbias, no. El General está ansioso porque en pocas horas el papa Pío VII lo coronará Emperador de la Cristiandad.
Por eso, porque sabe que el vértigo es enemigo de la paciencia; que sólo la constancia y no la fuerza del agua orada la piedra, dice a su criado una frase que hará historia: “vísteme despacio que estoy apurado”…
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Es imposible tener a Napoleón de DT, pero el equipo Fasta podría aprender mucho de este consejo. Porque de haber tenido más paciencia, seguramente hubiera obtenido una victoria frente a la Técnica III, en vez de conformarse con un agridulce 1 a 1.
El partido comenzó con Fasta asumiendo la iniciativa. Yendo a buscar el segundo antes del primero. Tentado por la velocidad de Héctor –otra vez el arquero se vistió de 9- basó su juego en pelotazos imprecisos, que facilitaban la tarea defensiva de los técnicos. Es que no hay que confundir cambio de ritmo, aceleración, con un vértigo estéril, que lleva a errar, por ejemplo, pases sencillos o a correr más de la cuenta, con el consabido desgaste físico. Mas bien: “corazón para marcar, inteligencia para atacar”…
Así, Fasta no fue mucho más que un remate forzado de Fabián y un tiro libre de Pablo, que pasó sobre el travesaño. Con un aplazo a marzo para ambos equipos debió terminar la primera etapa. Sin embargo, la visita se puso en ventaja gracias a una desinteligencia en la última línea. Demasiado premio para un rival que cruzó la mitad de la cancha en cuentagotas.
Obligado por el resultado, el Dt Sergio plantó para el complemento un equipo aún más ambicioso. Matías se corrió para desbordar por la derecha, el Cura carreteó por la izquierda y Pablo se transformó casi en otro delantero.
Las opciones empezaron a llegar. Lo tuvo Fabián, pateando increíblemente por sobre el horizontal; Héctor, que sacó un cabezazo para la volada fotográfica del arquero. Los técnicos aguantaban como podían, en parte confiado en la seguridad de los centrales y los reflejos del uno.
Hasta que promediando el juego, hubo una jugada decisiva. Héctor, al recibir cerca del área, fue literalmente talado por un rival, que vio la roja. Disminuido, el rival se replegó aún más, apostando solamente a las corajeadas del 9, ya muy cansado para lidiar con una línea de tres, fresca y afirmada.
Así, el empate empezó a sitiar el arco técnico. Cada centro fasteano llevaba ponzoña; hubo alguna mano rival y avalanchas al por mayor, ante un árbitro que, dirigiendo desde muy lejos, hizo la fácil del “siga, siga”.
Finalmente, a diez minutos del final, llegó el empate. Tras el enésimo centro, los técnicos rechazaron hacia la medialuna, justo a donde se relamía Diego, uno de los nuevos, que a la carrera embarazó la red, allá en lo alto. Golazo del pelilargo volante central, un prolijo bajista con pasado en las inferiores decanas. Golazo. Porque demostró carácter para probar por tercera vez, aunque antes sin puntería. Golazo. Para quitarse la mufa, para volver a soñar.
El segundo estuvo al caer. Si duraba unos minutos más…
“Vísteme despacio…”
Cuando el equipo entre más sereno y sepa manejar los ritmos del juego, este tipo de partido no se escapará.
A aprender la lección. Y aplicarla el sábado en la cancha.



Ficha: Fecha: 2° - Cancha: 5 (Antena) - Rival: Técnica III - Resultado: 1 a 1 (0 a 1-1 a 0)- Camisetas: David

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