sábado, 2 de agosto de 2008

HERRERO BOMBERO


La columna (vertebral) del broma tólogo Dr. hA sido Urico.

Dame, Señor, el sentido del humor; dame la gracia de saber aceptar las bromas para que pueda sacarle a la vida un poco de alegría y la haga también participar a los demás.(Santo Tomás Moro)

Agosto.

El mes de los barriletes, del viento Zonda, las primeras lluvias y los lapachos floridos.

De las bandadas negras de hollín zafrero que caen, justo, sobre la camisa de blanco Ala.

Agosto.

Tiempo de liquidaciones en Beige, Calzados La Reina y tienda Las Mellis; época para hurgar y comprar un pantalón de corderoy que, si Dios nos da vida y el mismo talle, usaremos el año que viene.

Agosto, también, el mes más duro para el Equipo FASTA.

VA CAYENDO GENTE AL BAILE

Los primeros en llegar fueron Ricardo e Ignacio. El primero, chocho porque al fin iba a dejar el arco; el segundo, exhibiendo sin pudores los hilos de la operación y expectante por debutar con el buzo de DT (De Terror). Precisamente, antes de ingresar al quirófano alcanzó a firmar el testamento y el contrato, mientras declaraba a TyC Sports: “La base stááá. Sólo me falta un enganche… (un enganche, claro, para remorcar al equipo y tirarlo en Pacará Pintado)

Después apareció la patrulla motorizada. Roberto, puntual como corte de internet por factura vencida; Sergio, en su Kawa rodado 28; Matías, en la albañilera que se dobla pero sigue en pie; David, más despeinado que muñeca chuschada por una jauría de perros. Y Nicolás, en una C90 tan pero tan chiquita que no se sabe si maneja con las manos o las rodillas. Por lo bajo, dice que lo hace para ahorrarse la elongación.

Del brazo de Federico llegó quien, después de Cobos, fue el hombre más buscado de la última década: Alvaro, el arquero que compramos comenzado el torneo. El pibe llegó apichonado como testigo falso. Ya en el partido demostraría que los 173 metros de hilo para tamales que costó su pase, estuvieron muy bien pagados.

Fernando llegó de civil. Estaba serio, más bien malhumorado, no tanto por la recaudación nocturna sino porque, jura, que como tachero nunca le pasó lo de Arjona…

Más tarde se sumó el Katequista Hugo. Con K, no tanto porque simpatice con el matrimonio austral sino que algunas veces deja los consejos evangélicos y reparte golpes a lo Karate Kid. Claro que después se acerca a la víctima y le dice al oído: “te lo juro: es mi otro yo ateo”.

Lo siguió Bernardo, peinado al gel como Andy García; Augusto, que demora una eternidad en ponerse la rodillera biónica; Savora -prefiero Ketchup- el ex DT que se despidió pero sigue (cualquier parecido con los políticos es pura coincidencia) Fabián, que para que le entrara el pantalón del año pasado se quebró una costilla, y el Otro Pablo, más silencioso que el Silencio.

Lo de Mario es increíble. Tanto le dijeron que hace jugadas de galera y bastón que cayó al partido de… ¡traje! “Vengo de un casamiento”, dijo a la multitud, pero hablando con su representante artístico nos confesó que fue contratado para animar una fiestita de requetecontramilsolas y solos…

El caso de Pablo Schiavone es de diván. “Orteguita” volvió a llegar tarde. Pero, por suerte, en vez de un surtidor, sólo atropelló una botella vacía…

A RODAR

¿El rival? Juan B. Terán, un equipo del lote de punteros que heredó la estirpe ganadora del prócer de cuyo árbol se desprendieron varias ramas ilustres, como Sisto (mamita querida) Martín, Aníbal y la capital: Teherán.

Quien pega primero, pega dos veces. Y eso hicimos nosotros. Ricardo sacó un terrible bombazo de tiro libre, que el arquero alcanzó a sacar con la uña larga de guitarrista. Pero la dejó viva en el área chica y Correcaminos Fernando la dejó donde invernan los ciempiés.

Claro, tanta sidra de golpe nos hizo mal. El equipo reculó, en parte porque el medio estaba más perdido que turista en la circunvalación de Córdoba, y el árbitro, como barita en calle de sola mano, siempre levantaba la mano para el mismo lugar: Juan B. Terán.

Así no sorprendió que a tres minutos del final cobrara mal aliento dentro del área y, de penal, los punteros empataran el partido.

Ricardo y Sergio antes pudieron haber ampliado la ventaja, pero el arquero les enseñó que, hasta nuevo aviso, la materia es impenetrable. En síntesis, filosóficamente tuvimos menos definición que la Nada…

EL BAILE DEL CAÑO

En el segundo tiempo, al cambiar de esquema, el equipo empezó a funcionar. Tal vez se vio la mejor producción en lo que va del torneo. Un verdadero festival de toques y triangulación. Ya va a caer… murmuraba la hinchada.

Sin embargo, la pervertida moda del caño nos jugó una mala pasada. Primero Pablo, con un remate que pegó en la base del palo derecho (una mano de pintura menos y entraba) Otra vez Pablo, ahora de zurda y por sobre el arquero. ¡Golazo! No, travesaño. Nicolás, eludiendo al uno, pero como tiene menos izquierda que la familia Alzogaray, seguimos empatados. Nicolás por la revancha, peinada al segundo poste y… travesaño. ¡Cómo no tenías tres vértebras más y ganábamos! Total, después te devolvíamos al Lillo.

¿Y Juan B. Terán? Casi nada. Apenas el nombre de una calle de barrio. Agrupados atrás, con un esquema más cerrado que la Tienda San Juan en el Día del Perdón. Con menos profundidad que una Pelopincho.

Sin embargo, en un pelotazo intrascendente que rebotó en el lomo de una juanita que iba al Vea -otra explicación no hay- ellos encontraron el segundo.

Perdimos con la frente alta, tan alta como la de Ignacio y Orteguita. Por momentos jugamos muy bien, con orden táctico y criterio. No se dio porque el herrero le mezquinó fierro a los arcos.

A no llorar, que para eso hay cosas peores.

¿Qué exagero? Terminaron las vacaciones, Alperovich no tiene para pagar aumentos de sueldo, Kristina ahora le apuntó a los industriales, aumentó la luz, Lusteau es el nuevo administrador del colegio Reina de la Paz y San Martín quiere repatriar a… López Maradona.

El sábado hay revancha. Y hasta que ese día llegue, a leer la última encíclica de Benito 16: Ad Pelarsum.


Nota de Federico: Un lujo este artículo de Ignacio, que además se fué a la cancha recien operado para apoyar y sobre todo asumir el siempre exigente rol de DT. Gracias Ignacio

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