sábado, 1 de noviembre de 2008

El año jubilar fasteano

La columna del Dr. Acido Urico

Dame, Señor, el sentido del humor;
dame la gracia de saber aceptar las bromas
para que pueda sacarle a la vida un poco de alegría
y la haga también participar a los demás.
(Santo Tomás Moro)

Falta un segundo. El réferi –si se le puede llamar así- se lleva el pito a la boca. San Pablo gana 3 a 2. FASTA resiste con dos jugadores menos. Fabián recibe la última bola, levanta la cabeza -¡aleluya!- y tira un centro para que Nicolás la frentée de pique al suelo y desate el delirio.
3 a 3. Suena el silbato. La paternidad del miniclásico no se mancha, aunque sea el Año Jubilar Paulino…

Afrontamos el partido diezmados. A las lesiones de Federico (tobillo) del Cura (tendinitis) Ricardo (tirón) Nicolás (fallas en el neurotransmisor de su rodilla biónica) e Ignacio (talón) había que sumarle las ausencias obligadas de “Orteguita” y David. Mal presagio. Demasiadas ventajas para afrontar un choque a cara de perro.
Reaparecieron los orines del mamut, tanto que ni siquiera teníamos las camisetas, ya que David –el lavandero del grupo- se las había llevado a ¡Bella Vista!. Gracias a la Comercio 1 que nos prestó la alternativa de Nueva Chicago.
Así saltamos a la cancha, afligidos por los lesionados y por la tabla de posiciones apretándonos los botines.
El partido arrancó parejo, con mucha tensión en la mitad de la cancha. Una de las estrategias de los “rosados” era picar el partido. “A río revuelto, ganancia…” Precisamente, en un forcejeo a Sergio le patinó el play y el árbitro –i m p r e s e n t a b l e-le sacó amarilla.
No pasaba gran cosa hasta que un mago paulino sacó de la galera palomas que transportaron la pelota unos 40 metros hasta los pies de un punta que, ante la salida de Hugo, la tocó al segundo palo.
La desventaja, como siempre, activó nuestra sangre de guerreros milenarios. Con más testosterona que juego, FASTA presionó tanto sobre el arco rival, que en un corner el arquero paulino dejó más dudas que la designación de Maradona, y el Negro Mario, solito, embarazó la red.
Comenzaba otro partido. El rival quedó groggy, pero a pesar de contar con un par de situaciones, no pudimos meter esa mano que hiciera al rival besar la lona.
Y de tanto buscar el knockaut, en una jugada confusa –para todos fue off side- San Pablo se puso en ventaja justo cuando terminaba el primer tiempo. La injusticia del gol descontroló a Sergio –el rival logró lo que quería- y “El titiritero del mediocampo” dejó el juego.
En el entretiempo se dispuso el ingreso de Nicolás, quien pivoteando al borde del área, sería decisivo en el marcador. Precisamente el “profe sexy” igualó el partido con un cabezazo, que puso a FASTA a las puertas de una nueva hazaña.
En un slalon del Cura –algunos creyeron ver al Topo Ronaldinho- pudo estar el desnivel; lo mismo en una jugada de Fabián. No obstante, hay que reconocer que los “rosados” tuvieron sus chances, que no pudieron concretar gracias a los cierres providenciales de Roberto y Ricardo, otra vez, un titán en el fondo.
Matías también, aunque algo impreciso, se comió la cancha con quites mascheranescos.
La alegría del empate duró poco, ya que un centro cruzado de derecha a izquierda agarró mal parado al equipo, y un paulista, con tiro al segundo palo, anticipó la tormenta.
Obligados por la desventaja, el DT movió el banco. Se la jugó con tres puntas e ingresó Ignacio. El partido, ante los fallos arteramente parciales del árbitro, se cargó de alto voltaje, tanto que al propio Ignacio le saltó el disyuntor. Emulando al Gallego Méndez contra Falcao, el delantero lo atendió tupido al 2, en venganza porque éste en el primer tiempo lo había levantado –sin pelota- como Leguizamón a Chavall…
Eramos pocos y parió la abuela…
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El empate sobre la hora demostró que FASTA no se rinde ni aún vencido. Que estamos vivos y seguiremos dando pelea.
Aunque se caigan las bolsas.
Aunque Bin Laden nos moje la oreja.
Aunque Tyson se dedique a la docencia.

El próximo sábado viajamos hasta Córdoba para jugar con Dean Funes. Puntero: todavía tenemos la sangre en el ojo por el 2-3 sobre el filo en la ronda campeonato. Aprendimos la lección.
Si querés salir campeón tendrás que arrebatarnos la copa. Pero te va a costar. mucho. Demasiado: Porque no está en una vitrina; ni siquiera en nuestros brazos, sino incrustada en el corazón de cada uno de los guerreros que entren a la cancha.











Nota: Nuevamente un agradecimiento especial a los muchachos de la Comercio 1 (especialmente al Teté) que nos prestaron las camisetas y ni siquiera aceptaron que se las lavemos.

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